miércoles, 21 de octubre de 2009

EL GAFE DEL PAPA.



El Papa Pío IX, prelado amable, inteligente y santo, tenía mal ojo en abundancia. Recorriendo Roma después de su coronación, lanzó una supuesta bendición a una niñera que sostenía un bebé desde una ventana abierta. De inmediato el niño cayó a la calle y murió. Desde entonces su reputación como jettatore de primer orden fue segura. Uno de sus contemporáneos dijo:
"Si no tuviera la jettatura, sería muy extraño que todo lo que bendice fracase. Cuando bendijo nuestra causa contra Austria en 1848, íbamos ganando batalla tras batalla, a las mil maravillas; repentinamente, todo se hizo pedazos. Los otros días fue a Santa Agnese a presenciar un gran festival: el piso se derrumbó y la gente resultó aplastada. Después visita la columna erigida en honor a la Madonna en la Piazza di Spagna, y bendice columna obreros, y por supuesto uno de los obreros cae del andamio ese mismo día y se mata. Nada es tan fatal como su bendición"
Anthony Burguess, "The maleficent beam", TLS,
4 de semptiembre de 1981

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