viernes, 14 de agosto de 2009

31 NOCHES - Velasco.

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Una noche Alek ganó 18.000 euros. No pudo dormir. Al día siguiente decidió cambiar de vida porque pensaba que era demasiado fácil como para durar siempre. Alek es sensato y no presume de su dinero. Velasco no puede evitarlo; casi parece que lo que de verdad le mueve no es la pasta, sino el poder contarlo, como el sexo en la adolescencia. En la nómina de Velasco pone que gana 1.687,25 euros brutos, 1.340,90 euros netos al mes. Lo he buscado en las tablas salariales de la Policía porque Velasco es incapaz de acordarse, yo creo que ni mira la cuenta corriente. Nunca saca dinero del cajero ni tira de tarjeta, por mucho que se alargue la noche. En las últimas semanas, le he visto llegar en una moto deportiva, en un Mercedes descapotable y en un Porsche Cayenne. También los pasea por la comisaría. Nadie pregunta.

Es martes y hay que ser muy golfo para quedarse más allá de las tres. La Premium cierra tarde y, a partir de esa hora, recoge a los borrachos de los otros garitos; es la sala escoba que amontona la noche de esta parte de la ciudad. Mi casa no tiene aire acondicionado y el calor no me deja dormir. Y no sólo estoy de copas, me digo a mí mismo. También me estoy documentando para escribir las columnas de verano. Supongo que el resto de la sala también tendrá su propia coartada, sus propias excusas.

Ahora, que es agosto, el ambiente es algo distinto. En las noches de invierno, entre semana, es fácil ver en la Premium a un futbolista del Madrid o a alguna de esas chicas de portada de Interviú. En verano hay menos famoseo y más guiris, más estudiantes universitarios con mucho tiempo libre, mucha chica guapa de extrarradio en busca de novio serio, mucho malote pijo de moto y urbanización en busca de un ligue de una noche. «Joder, aquí ya dejan pasar a cualquiera. Mira, ha venido Torrente», le dice a su colega un bocazas que acaba de entrar en la sala vestido como si viniese de cantar en una gala de Operación Triunfo mientras mira a Velasco, que le ha oído. Ha sido una mala idea.

La verdad es que Velasco no pega en la Premium. Lleva las mismas marcas que los demás, las mismas camisas de 120 euros, pero a él no le quedan igual, como cuando uno se prueba la americana de su padre. Alek es tan grande que intimida sin esforzarse. Velasco es más bien bajito, algo fondón, suda mucho y sólo parece peligroso en el segundo vistazo, cuando le sale ese tic en el ojo izquierdo. Por eso Velasco es tan exuberante con la pasta como con la mala hostia, por necesidad. El bocazas aún no lo sabe, pero esa noche él y su colega dormirán en el hospital.


31 noches es una breve novela por entregas escrita por Ignacio Escolar que aparecerá todos los días de agosto, a partir de mañana, en Libre, el cuaderno de verano de Público.

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